Desde 1989, se viene celebrando, cada 11 de julio, el Día Mundial de la Población; con objeto de llamar la atención sobre la dinámica poblacional, promover estudios en profundidad de la misma y reclamar la adopción de medidas adecuadas para resolver los problemas que conlleva. En el Tema de Acción Clave Crecimiento demográfico y Sostenibilidad hemos justificado la necesidad de abordar con profundidad esta problemática, recordando hechos como los siguientes:
- A lo largo del siglo XX la
población se ha más que cuadruplicado superando en la actualidad los 7000
millones. Y aunque se ha producido un descenso en la tasa de crecimiento
de la población, esta sigue aumentando en unos 80 millones cada año, por
lo que puede duplicarse de nuevo en pocas décadas.
- Esta ingente población consume
ya alrededor de un 40% de la producción fotosintética primaria de los
ecosistemas terrestres para, fundamentalmente, comer, obtener madera y
leña, etc. Es decir, la especie humana está próxima a consumir tanto como
el conjunto de las otras especies, lo que pone en grave peligro la
biodiversidad de la que depende su supervivencia.
- La biocapacidad del planeta por
habitante (es decir el terreno productivo disponible para satisfacer las
necesidades de cada uno de los más de 7000 millones de habitantes del
planeta) se estima en 1,7 hectáreas, mientras que la huella
ecológica media por habitante es ya de 2,8 hectáreas.
Hechos como estos
llevan a concluir que la estabilización de la población mundial es un requisito
para detener la destrucción de los recursos naturales y garantizar de manera
sostenible la satisfacción de las necesidades básicas de todas las personas.
Esta preocupación por las consecuencias del crecimiento demográfico es recogida
a menudo por revistas especializadas y medios de comunicación, donde llegamos a
leer que se ha superado la capacidad de carga del planeta y que el problema
demográfico es el más grave al que se enfrenta la humanidad, dada la enorme
diferencia de tiempo que ha de transcurrir entre la puesta en marcha de un
programa adecuado y el comienzo de la necesaria interrupción del crecimiento.
Sin embargo, también
a menudo, nos encontramos con estudios y noticias que reclaman o anuncian
medidas de impulso de la natalidad para “rejuvenecer la población” con
argumentos que apuntan a la necesidad de evitar un envejecimiento que pone en
peligro la capacidad productiva e innovadora de la sociedad. Podemos recordar a
este respecto un informe de la ONU sobre la evolución de la población activa,
según el cual se precisa un mínimo de 4 a 5 trabajadores por pensionista para
que los sistemas de protección social, como se conciben actualmente, puedan
mantenerse. Por ello se expresa el temor de que, en los países de baja tasa de
natalidad, esta proporción descienda muy rápidamente, haciendo inviable el
sistema de pensiones. No se consideran, sin embargo, las consecuencias a medio
plazo de las medidas propuestas, pues cabe esperar que la mayoría de esos 4 ó 5
trabajadores lleguen a ser pensionistas, lo que exigiría seguir aumentando el
número de trabajadores, haciendo inevitable la explosión demográfica.
Tampoco tiene sentido
reclamar, sin más, un descenso de la tasa de fecundidad, para evitar la
explosión demográfica y sus repercusiones en el agotamiento de recursos y
degradación ambiental, sin tener en cuenta la incidencia en estos problemas de
otros factores tanto o más determinantes como el hiperconsumo que practica el
20% de la humanidad, el modelo alimentario de los países desarrollados o los
también graves problemas que indudablemente conlleva a corto plazo el
envejecimiento de la población.
Nos encontramos en
ambos casos con planteamientos que pretenden resolver un único problema (bien
la explosión demográfica, bien el envejecimiento de la población) sin tener en
cuenta su vinculación con otros estrechamente vinculados. Por eso Babatunde
Osotimehin, Director Ejecutivo del UNFPA (Fondo de Población de Naciones
Unidas), señalaba, en el informe Estado de la población mundial 2011, que
la pregunta a hacerse no es si somos o no demasiado numerosos, sino ¿qué
podemos hacer para que nuestro mundo sea mejor? Dicho de otra manera,
el problema demográfico no puede resolverse con planteamientos que solo
atiendan a un aspecto del mismo desde un cierto aquí y ahora, sino que debe
contemplarse, tal como recomienda la Ciencia de la Sostenibilidad, con una
visión holística, plenamente interdisciplinaria, y una perspectiva espacial y
temporal amplia.
Análisis de la situación poblacional: guía conceptual y metodológica del Fondo de Población de las Naciones Unidas. Descargar aquí
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