EJERCER SOBERANÍA APROVECHANDO LOS RECURSOS. HÉCTOR ZAJAC
La convalidación de la ONU a
la petición argentina por el incremento de su plataforma en 1.750.000 km2 es
una buena noticia. Sin embargo, la positividad de sus implicancias económicas y
geopolíticas se conjuga en modo potencial. La plataforma continental es una
parte indivisible de la estructura geológica del continente, costa sumergida de
370 km de ancho desde la línea de playa donde la profundidad de unos 150mt. -someros
si se los compara con los 3km promedio del fondo oceánico- permite que la
energía solar no se pierda y genere una ocurrencia de plancton del que se nutre
y medra un rango mundialmente único de especies de alto valor comercial.
La mirada
que sobrevalora las ventajas naturales, desdeñando el análisis de los factores
que yacen en la brecha entre éstas y su apropiación real, y que hace aguas de
cara al sub-aprovechamiento crónico de un recurso en un país que da la espalda
a la pesca, es la misma que confiere un carácter superior- por invocar una
“legitimidad natural”- al argumento de reivindicación de soberanía sobre
Malvinas, por ser parte de la plataforma continental, y al que se oponen otros
igualmente valederos como el del derecho a la autodeterminación, o las disputas
por poblamiento original. Las islas británicas, por caso, están dentro de la
plataforma francesa.
El signo
positivo o negativo de la incidencia de la naturaleza en el destino de los
países no es universal a través de la historia. Se ejerce y modifica de acuerdo
a una lógica económica hegemónica a nivel mundial y un vector técnico dominante
en cada contexto histórico. Las hoy excelentes tierras argentinas fueron un
páramo en el fin del mundo cuando durante siglos el concepto de riqueza se basó
en la acumulación de plata y oro. En cambio, enormes segmentos de territorio
como las provincias del NOA vieron florecer su comercio y producción
manufacturera para abastecer a la región del Potosí.
Al
revertirse la tendencia hacia la acumulación primaria, la región pampeana fue
cobrando progresivamente un rol protagónico como productora de alimentos en el
nuevo modelo. El NOA y Cuyo, olvidadas. Su llanura se forma por el depósito de
sedimentos acarreados por ríos que le dan minerales al suelo. La dinámica
llamada aluvial es fuente de riqueza que encierra una tensión latente.
Ya
Sarmiento advertía en “El Carapachay” que los sedimentos bloquean los canales
de acceso al puerto de Buenos Aires, levantando el lecho del Plata,
encareciendo los costos de dragado y operativos a niveles no compatibles con
evolución técnica de la industria naviera actual (buques con esloras que ya
sobrepasan los 300 metros y con un calado concordante). La acelerada erosión en
la competitividad de los puertos fluviales resultante, no solamente es un
obstáculo- junto con la falta de políticas y capitalización- para el desarrollo
del sector pesquero, sino que podría comprometer el valor del suelo rural en el
futuro y la importancia de toda la región de no mediar la construcción de un
puerto de aguas profundas que la reposicione globalmente, abaratando sus costos
de transporte.
Es por
eso que el mejor modo de honrar un fallo favorable y nuestra soberanía, es
impulsar políticas para convertir los recursos naturales en sociales con
infraestructura e integración, sin las exageraciones de una geopolítica
unilateral de mapas trastocados, y con la convicción de que las naciones se
construyen en el consenso de las mesas de negociaciones.
Héctor Zajac es geógrafo (UBA)
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